¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío
pasas las noches del invierno crudas?
¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!
¡Cuántas veces el ángel me decía:
“Alma, asómate agora a la ventana;
verás con cuanto amor entrar porfía”!
¡Y cuántas, ¡oh, hermosura soberana!,
“Mañana le abriremos”, respondía,
para lo mismo responder mañana!
Soneto Místico
de San Juan de la Cruz
(adjuntamos Análisis lingüistico y literario, realizado por el Pastor Prebiteriano Edman Orel, de Chiapas, México)