Letanía de confesión

Guía: Escuchen: no es que la mano del Señor sea corta, ni sus oídos  poco agudos.

Más bien, son nuestras exigencias las que han puesto una barrera

entre nuestro Dios y nosotros.

TodosSenzenina (mira lo que hemos hecho).

Guía: Señor, nuestras transgresiones para contigo son muchas

y nuestros pecados dan testimonio en contra de nosotros.

Muchas veces, en nombre de la misión, hemos ensuciado tu nombre

o distorsionado la imagen de tu iglesia con nuestras controversias,

desacuerdos y discusiones que no llevan a nada.

 

             Senzenina, Senzenina.

Señor, cargamos con el peso de nuestros errores, porque si la verdad tropieza en las plazas públicas y la honestidad no puede entrar,  es porque hemos desdeñado la verdad, la honestidad, la misericordia y la justicia.

Señor, nos enseñaste a amarnos los unos a los otros como Tu nos amaste. Pero, en lugar de crear comunidades de reconciliación, hemos tolerado la violencia y provocado divisiones con nuestros juicios arbitrarios, temores ciegos e infundados y celos insignificantes.

Señor, a través de tus profetas y de tu propio Hijo, nuestro Señor Jesucristo, nos llamaste a romper las cadenas de la injusticia, liberar a los oprimidos, acoger a los pobres y sin techo, cubrir al que está desnudo, visitar al enfermo y al que está preso y ocuparnos de las viudas y los huérfanos. Pero con nuestra cobardía, insensibilidad o indiferencia, a menudo hemos elegido permanecer en silencio, sin atrevernos a proclamar la verdad en amor ante los ricos y poderosos del mundo y, por nuestro criterio, hemos sido cómplices en el exceso de poder y dinero.

Señor, nos enviaste tu Santo Espíritu para crear la conciencia de Cristo en nosotros, para curar las heridas de nuestra separación y para convertirnos en instrumentos de tu misericordia, tu amor y tu gozo en medio de las contradicciones y el sufrimiento de nuestro mundo perdido. Por   nuestra imperfecta forma de amar, hemos practicado innumerables formas de exclusión, prejuicio, intolerancia y discriminación y no hemos reconocido que cada ser humano es hijo tuyo y refleja la imagen de Cristo.

Ayúdanos, Oh Dios, y ten piedad de nosotros por tu gracia. Limpia nuestras manos, corrige nuestros pensamientos, purifica nuestros corazones y refuerza nuestra voluntad para que pensemos y hagamos lo que es honorable, justo, puro, loable, excelente, digno de alabanza y, por tanto, honrar tu santo Nombre de Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Todos: Amén.

(Culto de Apertura.  Asamblea de Misión Mundial y Evangelismo.

Esta oración puede ser utilizada en el Día de la Reforma)

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