Inocentes.


Se prepara la matanza de los niños,

genocidio por la ambición de poder.

Herodes perpetuando su maldad.

Tirano y traidor,

vendido al imperio,

Sátrapa sin conciencia ni corazón.

Se oyen llantos de madres,

arrebatan a los niños de sus brazos,

las lanzas y espadas silencian los gritos

y aumentan el dolor.

Oh Belén,

Te vestiste de muerte,

derramaste lágrimas por los inocentes,

la estrella se apagó,

los rostros adoloridos de las madres

marcaron tu historia para siempre.

Cuna de Gloria y horror,

En tus cielos combatieron ángeles

contra los demonios de la ambición.

La corona de espinas colocó temprano

en la cabeza del niño redentor,

sentimientos de profundo pesar.

Martirio de huida a media noche

marcaba el destino del Dios hombre

del  Emanuel.

A lo lejos,

Camino a Egipto,

se oían llantos y lamentos,

Madres pidiendo a gritos misericordia,

Padres muriendo en la defensa de la familia.

María, abrazada al niño lloraba,

por los muchos que no pudieron escapar,

por quienes con su sangre,

pagaron  la intolerancia de un rey,

cruel, traidor,

atormentado por la ambición.

Rumbo a Egipto marca el Rey niño,

Emanuel,

Dios con nosotros,

Marcha a escondidas  al exilio

como muchos en nuestros pueblos,

huyendo del hambre,

de la muerte,

hacia futuros inciertos.

-Ayy, hijo de mi alma-

Grita la madre enloquecida,

llora al que no tuvo oportunidad de crecer,

y ese grito se sigue oyendo

en muchos pueblos de esta tierra,

por el hijo que mata el hambre,

la guerra o la enfermedad.

Ayy, por el hijo nacido,

Ayy, por el que nacerá,

Ayy, por el que no ha sido concebido.

Siempre habrá un Herodes,

tirano y traidor,

vendido a cualquier imperio,

Sátrapa sin conciencia,

ni corazón.

Obed Juan Vizcaíno Nájera.

Maracaibo-Venezuela.

Diciembre 28 del 2010.

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