Como resultado de una consulta internacional sobre el compromiso de los cristianos en ministerios de servicio, socorro y desarrollo, el teólogo cubano, Reinerio Arce, aceptó ser entrevistado acerca de la necesidad continua de “diaconía” como ministerio esencial del movimiento ecuménico. El Dr. Arce, presidente del Seminario Teológico de Matanzas y moderador de la Iglesia Presbiteriana Reformada en Cuba, fue uno de los participantes en la Consulta mundial sobre diaconía profética celebrada en Utrecht, Países Bajos, del 13 al 15 de diciembre de 2010.
La diaconía, o el ministerio diaconal de la iglesia, ha sido definida como “el servicio responsable del evangelio con palabras y acciones, realizado por los cristianos en respuesta a las necesidades de las personas”. La Novena Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias celebrada en Porto Alegre, Brasil, pidió que se organizara una serie de consultas sobre la reorganización de la coordinación de los ministerios de servicio patrocinados por las iglesias y organismos relacionados con iglesias. La consulta de Utrecht fue la segunda de esta serie que comenzó en mayo de 2009 en Bucarest, Rumania.
Los debates de Utrecht comenzaron con el examen de una “operación de inventario” que había sido realizada para proporcionar una determinación científica de la participación de las iglesias de todo el mundo en los ministerios de servicio. Sobre la base de estos datos, los participantes debatieron sobre las estrategias para una administración y creación de redes más eficaces a fin de utilizar de la mejor manera posible los recursos disponibles. Por último, se hicieron planes para las actividades de seguimiento en aplicación de los resultados de las dos consultas.
Dr. Arce, usted tuvo la oportunidad de asistir a las dos consultas mundiales sobre diaconía organizadas por el CMI después de la Asamblea de Porto Alegre de 2006. ¿Cuáles fueron sus impresiones?
La primera consulta se organizó en Bucarest, Rumania, en mayo del año pasado, hospedada por el Patriarcado Rumano. En esa reunión relanzamos el trabajo diaconal del CMI, reflexionamos acerca de nuestra comprensión común de la diaconía sobre la base de experiencias prácticas a nivel local, y facilitamos más la reflexión teológica y la acción común sobre el trabajo diaconal de las iglesias.
La reunión que acabamos de celebrar en Utrecht se organizó en coordinación con la Organización intereclesiástica para la cooperación al desarrollo (ICCO) y Kerk in Actie de los Países Bajos. Nos reunimos del 13 al 15 de diciembre de 2010. Los objetivos de la consulta fueron: por una parte, examinamos los resultados de la operación de inventario que se realizó en 2010 entre las iglesias miembros del CMI; y por otra parte, buscamos formas mejores para organizar la labor del CMI en esta esfera, diseñando la estrategia de formación sobre diaconía profética, desarrollando redes para compartir los recursos ecuménicos de las iglesias miembros y potenciando la reflexión teológica sobre la diaconía.
Tengo una impresión muy positiva de todo el proceso. Creo que se han realizado muchas cosas en las consultas.
¿Cómo se estructuró el programa en la consulta más reciente?
Nos reunimos durante tres días. El primer día, debatimos sobre los temas “Diaconía profética en el CMI” y “Reflexión teológica sobre la diaconía” desde perspectivas diferentes. Se dedicó mucho tiempo al debate acerca de los resultados del “inventario” sobre la diaconía. El segundo día tuvimos muchas presentaciones acerca del tema “Prácticas y formación sobre diaconía” a nivel mundial, regional y local. El último día elaboramos nuestras conclusiones e ideas para el seguimiento. Los debates en grupo nos ayudaron a profundizar nuestras reflexiones desde distintos puntos de vista. Las oraciones matinales fueron muy inspiradoras.
En las presentaciones y los debates, afirmamos la noción de diaconía profética, en virtud de la cual reconocemos que Dios nos envía en misión para llevar la buena noticia a los pobres y oprimidos, con palabras y acciones. Fieles a esta vocación, tratamos de atender las necesidades humanas, centrando la atención en los marginados, los “últimos de éstos”, no sólo confortándolos, sino también afrontando las causas radicales de sus males, sufrimientos y privaciones. Este ministerio de diaconía profética trata de hacer frente a los poderes de este mundo que conducen a la violencia, la exclusión, la muerte y la destrucción, y exige transformar las prácticas y estructuras injustas en el reino de Dios de justicia, con la plenitud de vida para todos los seres humanos y la creación.
¿Cuáles fueron los resultados principales de la reunión de Utrecht?
Reafirmamos los tres pilares de la función del CMI como facilitador de la misión diaconal de sus iglesias miembros, en colaboración con otras organizaciones hermanas, a saber: formación, reflexión teológica y creación de redes.
Estoy interesado especialmente en intensificar la promoción de la diaconía como parte del programa de estudio de la educación teológica. En el Seminario Teológico de Matanzas, Cuba, estamos en proceso de emprender un nuevo programa sobre diaconía en coordinación con el Centro Martin Luther King de la Habana. En nuestro país, las iglesias están desempeñando una función más activa mediante la prestación de servicios a las personas que se hallan en necesidad en este momento en que nuestra economía está cambiando cada vez más; necesitamos construir capacidad para esta tarea. Para esta labor, es decisiva la cooperación con el Consejo Cubano de Iglesias, el Consejo Latinoamericano de Iglesias y el Consejo Mundial de Iglesias.
¿Una última palabra?
Si, agradezco a Dios, al CMI y a ICCO / Kerk in Actie esta experiencia. Esperamos continuar la cooperación en las actividades de seguimiento, a fin de mejorar la calidad de la vida entre nuestros pueblos.