Si mi paso es errante, conviérteme, Señor.
Si mi fe es débil, conviérteme, Señor.
Si mi mente es estéril, conviérteme, Señor.
Si mis manos son rudas, conviérteme, Señor.
Si mis ojos son feroces, conviérteme, Señor.
Si mi lengua es cruel, conviérteme, Señor.
Si mis intenciones son malas, conviérteme, Señor.
Si mi corazón es frágil, conviérteme, Señor.
Conviérteme, Señor, y seré lo que, realmente, soy.
(Luiz Carlos Ramos.
Tomado del manual Auxilios Litúrgicos, Red Regional de Liturgia de CLAI en Brasil)