Aroma de Jazmines……

Generalmente son los perfumes que hay en el aire los que nos llenan el alma de recuerdos, los que nos hacen tomar conciencia, además, de la época del año en la que estamos viviendo. Las rosas en otoño, las fresias y junquillos en invierno, muchas flores “olorosas” de primavera y en verano, sobresale el aroma de los jazmines… precisamente en  estos días de diciembre en cada casa o “casi todas” existe una planta de jazmín. Si no la tenemos, seguramente alguna vecina o amiga nos alcanza algunas flores para “aromatizar” en forma natural los ambientes.

Y es en estos días también que se acerca la Navidad… y eso que  en nuestra niñez significaba la ilusión de papá noel, el armar el arbolito, colocar adornos, coronas de adviento, hoy en muchos de nosotros (adultos) nos deja un sentimiento de tristeza, de desazón, de angustia. En algunos la soledad, la primer navidad sin ese ser querido, algún hijo lejos, la angustia esperando un diagnóstico incierto,  la familia alejada por desencuentros, y ese deseo de “dormir hasta que pasen estas fiestas”.

Armamos el arbolito (algunos el 8 de diciembre por tradición), ponemos coronas de adviento, centros de mesa con velas rojas, llenamos la casa con los colores verde y rojo que simbolizan la Esperanza y el Amor… y aquí esta el centro de todo, o debería estarlo. La Esperanza y el Amor… Esperanza ¡qué palabra que significa tanto! Y sin embargo en estos días nos sentimos mas desesperanzados que nunca, nos llenamos de obligaciones con respecto a los regalos, revisamos la lista que no falte nada y no nos olvidemos de nadie… no “tenemos tiempo” para la pausa y la reflexión. ¿y el Amor? ¿Dónde queda el Amor en estos días?. Tal vez muchas personas tratan que ese Amor que está todos los días en su vida se potencie en esta fecha y realicen algún acto de solidaridad o compartan alimentos o ropas con algún necesitado.

Seguramente oímos muchas veces decir: ¿dónde está el cumpleañero en esta fiesta? Es el centro de la celebración? Quedó en alguna lámina ilustrativa? Quedó en el pesebre de figuras de cerámica armado al pie del arbolito?

¿Cómo hacemos para que esta fiesta de cumpleaños sea tan motivadora como un cumpleaños de 15, de 50. de 80, de 90?

Si para la celebración de estos cumpleaños nos preparamos con tantas ansias, por qué no en esta oportunidad? Quizás la excitación que produce el salir de compras, el ver todo el mundo corriendo para llegar a comprar todo, el estallido de los cohetes de los niños, la preocupación para que no falte nada esa noche en la mesa familiar, (sobre todo alimento y bebida), nos ayuda a aturdirnos para no pensar en ese invitado que queda allá en un rincón, muy lejos de la mesa de fiesta.

Y si  vamos a la iglesia… realmente vamos a encontrarnos con ese Dios hecho carne, a invitarlo a que comparta el festejo familiar? Vamos a tener en cuenta a aquellas personas que quizás cuando vuelvan a casa están solas? Qué haremos, miraremos para otro lado esperando que el hermano que está al  lado lo invite, porque necesitamos este año compartir con “mi familia” la mesa de Navidad?

¿Qué debemos hacer para recuperar el sentido de la Navidad? Simplemente volver al mensaje: “Os ha nacido hoy en la ciudad de David, un Salvador que es Cristo, el Señor.” Un Salvador para que la soledad no nos siga angustiando, un Salvador para  que paremos un poco de la fiebre de compras y nos regalemos y regalemos a los seres amados la seguridad y convicción que Éste es el mejor regalo, un Salvador para que desde la niñez aprendamos que la Navidad no es sólo tirar cohetes y pedir regalos a papa noel, sino también es aprehender que ese niño que fue pequeño como todos, vino al mundo a traernos Paz, Amor, Salvación.

Por eso hoy, junto al perfume de los jazmines, alejemos los fantasmas de la angustia, dejemos que el Salvador entre en nosotros y preparemos la mesa junto a la familia, compartida con aquel hermano/a solo/a, con la alegría de saber que un nacimiento importante está ocurriendo. Un nacimiento que es especial desde su alumbramiento… un nacimiento que se produce para cambiar las vidas. Dejemos que esto ocurra en cada uno de nosotros/as… pidamos al Padre Celestial que haga que nuestro corazón sea el espacio para alojar al recién nacido y que al percibir los aromas del verano, ya no nos gane la angustia, sino la Esperanza y el Amor con aroma de jazmines.

Nelva Tron

Iglesia Ev. Valdense de Colonia Belgrano-  Santa Fe – Argentina


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