El Espíritu de Dios sopló, sopla y soplará
Así como sopló cuando nos creaste…
Soplaste y nació ¡la Vida!
Así como sopló cuando María se sintió “llena de vida y de gracia“
y…nació Jesús.
Así como sopló durante todo el ministerio de Jesús entre la gente
e hizo discípulos y discípulas.
Así como sopló en cada momento en que alguien que te vio, escuchó y creyó.
Así como tocó el corazón de la gente enferma, desanimada…
Y les dio… salud, esperanza y vida.
Y el Espíritu de Dios sigue soplando…como en Pentecostés
¿Lo sentimos?
Al sentirlo en medio nuestro afirmamos:
Nos haremos responsables por el cuidado de Tu creación
No usaremos cosas que afecten y destruyan la capa de ozono
Contaremos por todos los rincones el peligro en el que se encuentra Tu Creación.
Nos uniremos a otras personas para mejorar esta peligrosa situación.
Deja, oh Dios, que tu Espíritu siga soplando…